Comienzo
Bueno cuento que como muchas de las personas que viven en Santiago vieron llover el jueves que recién paso... y junto con la lluvia vino la sorpresa... nieve, en Santiago!!
Ese día fui como toda alumna normal a clases... con toda la intención de ir al paro nacional que se iba a hacer por los estudiantes, pero la lluvia paraliza muchas cosas en muchas personas y en mi no fue la excepción. Me rendí no fui preferí quedarme en clases... pero de repente la magia... en twitter Mauricio Bustamante comentaba que estava nevando en el sector alto de la capital (wow... volé mentalmente a la nieve).
Minutos después una de mis amigas recibe una llamada telefónica de su novio que estudia en Manuel Montt, diciendo que a esa altura de avenida providencia nevava, vigorosamente pero intermitentemente
La idea
Cuando terminaron de hablar, ella contó lo que ocurría por esos lugares... (y una perdiéndose la magia por estar estudiando cerca de la Estación Central ... fuck, maldita sea!!).
Y comenzo otra clase, fome como ella sola, pero lamentablemente necesaria. Pedían trabajar en grupo y para mi desdicha no tenia a mi grupo presente en el lugar, para trabajar sola mejor hago un grupo sola, y no quiero terminar haciendole las tareas a las otras aunque eso me cueste caro. En fin justo antes de comenzar exponiendo el trabajo a realizar durante el semestre, toco hora de breake (milagro, luces celestiales, música angelical y todo lo demás sobre mi). Tome mis cosas calmadamente y me fui, intente salir inadvertidamente y creo que fue así (pues nadie me dijo nada después).
Camine sigilosamente por el pasillo y me llaman... NO!!! no puede ser era el escape perfecto, no me puede pasar eso a mi. Gracias al cielo que eran solo unos compañeros que querían saber para donde iba, (y como no tenia ganas de ir a protestar, y como no era la hora de salida de clases, si llegaba muy temprano a mi casa era como evidente que me iban a retar, decidí en una fracción de segundo ir al jardín japones)
-¿A donde vas?
-Voy al jardín japones
- ¿Y donde queda eso?
- En el cerro San Cristóbal
-¿Y que vas a hacer?
-Voy a dar una vuelta
-Pero esta lloviendo!!
-No importa voy igual (= ... nos vemos!
(algo así fue la conversacion tipo donde me nació la super-magnifica idea)
Misión imposible (xD)
Una vez hace años ya, fui por primera vez a ese lugar... antes cuando era menor alguna vez escuche hablar del lugar, para mi subconsciente era practicamente un lugar mítico, antes de eso nadie supo decirme como llegar, en el momento que se me presento la oportunidad de ir no lo pensé dos veces y fui... El lugar mítico en mi mente, siempre sera mítico y físicamente era como me lo imaginaba. ni mas grande ni mas pequeño, ni con mas flora, ni con menos... era tal y como me lo imaginaba pero mucho mejor, porque esa vez supe que era real, y que siempre estaría en el mismo lugar para cuando lo necesitara, para cuando lo quisiera...
Bueno, una de las cosas que tengo (que según yo) es buena, es que siempre recuerdo como llegar a un lugar, aunque solo haya ido una vez anterior mente.
Gracias a mi "don" supe como, en mi mente marcar el camino que debía seguir para llegar, lo peor que podría pasar, era que terminara toda mojada y la aventura merecía la pena a todas luces. Comencé mi camino dirigiéndome hacia la estación de metro mas cercana, y menos mal que, a pesar de lo viejas que son esas calles, no se inundan ni nada muy grave que no se pueda cruzar (a diferencia de mi lugar de residencia en una comuna periférica de la cuidad) Llegue sin ningún contratiempo a la Alameda, cosa que por coincidencia justo estaban los marchantes en el sector (nadie sabe hasta que lo ve con sus propios ojos lo que se siente tener a carabineros de fuerzas especiales con escudos y todo lo demás delante de una y diré que se me hizo un nudo en la garganta y me apreté entera.) Solo para llegar al metro, confesare que tuve que luchar en mi fuero interno para no ir a protestar con los demás. y me gane...
Una vez que llegue al metro donde me tenia que bajar, comencé mi caminata, cruzando calles (esta vez si anegadas) con mucho cuidado para no terminar empapada por algún conductor de esos idiotas que pasan cerca de las orillas solo para mojar al peatón. En fin después de pasar un par de semáforos llegue a la Costanera, y frente a mi, el parque de las esculturas, lo que me indicaba que el objetivo final se encontraba a solo unas pocas calles de distancia. Mientras mas camine por esa calle llena de casa todas muy lindas soné lo que seria vivir en un lugar como ese, con casas grandes, con grandes jardines... todo para tener una familia (huy esto da para otra historia mas).
En fin no me aburrí durante la caminata (todo esto mientras llovía incansablemente, y con mucho frió). Finalmente llegue a mi primer destino, el cerro impresionantemente todo nevado, era como una maravilla nevada y todo como una sorpresa. Comencé a subir, por el camino de autos, a sabiendas de que el lugar estaba solo a dos vueltas del camino, relativamente cerca, pero no cuando esta lloviendo y menos si no había nadie en la calle para hacerme compañía.
A paso rápido me apresure... si tan solo fuera capaz de describir como se veía el paisaje, era como simplemente mágico, un cuento de hadas pero frió.
Nieve por todas partes, era tan hermoso que apenas tengo palabras, entre con mucho cuidado puesto que en la entrada hay una especie de plataforma, tipo entrada de un templo japones hecho de madera, con una pequeña escalera para entrar... comencé a caminar. A dar unas vueltas por el lugar para comprobar que todo estaba igual a como lo recordaba en mi mente (la segunda vez fue mucho mejor que la primera por un millón de motivos). Esta vez el lugar fue solo mio.
La parte mas mágica de la visita al lugar, fue que mientras estuve allí comenzo a nevar, solo para mi, fue como un regalo de redención, específicamente como un reencuentro purificador de vida.
En fin la visita termino una vez que mire por el balcón Santiago sin ese maldito smog, que no permite ver nada mas allá de unos metros. Que puedo decir nada, solo agradeserle a la vida por brindarme la oportunidad de poder disfrutar ese paisaje aunque fuera una vez en la vida.